jueves, 30 de diciembre de 2010

se oye

Te resuenan por dentro los charcos gruesos que se fueron formando por la lluvia.
Sales, a acortar las lejanías y te das cuenta de la ubicuidad de tu mismo y áspero reguero.

Das la espalda y por detrás hay niños que lloran y que vociferan maldiciones con los dientes amarillos, encerrados entre cuatro paredes descascaradas. Sólo los escuchan sus manos dormidas de la opresión y el desencanto.

Allá, tras las miles de ventanas y puertas mal cerradas, logra oírse el traqueteo malsano de tus hijos, que empolvan los cajones con sus talones duros y sus orejas rojas por el frío, urdiendo el aparente golpeteo de sus rodillas contra el suelo, gastadas, gastado.


Y no hay regreso...


Y soy la única damita que calma el mar de charcos...

jueves, 23 de diciembre de 2010

agotósed

Presiono fuerte para que el interruptor de luz funcione... nada.
Se agotó el gas. Los papeles retumban y se amontonan uno sobre otro al ras de la puerta mal cerrada.
Se rompieron las maderas. Se rompieron los portalámparas. Se rompieron los fusibles.
Digo, me voy, a querer encontrarme con el dios que me satisfaga los dedos rancios y flacos, débiles, de tanta resina, de tanto alcohol. Las escaleras son eternas; el aullido de los trenes no me deja respirar...
Nos fuimos de la casa. Dejamos la tierra y los almohadones.
Dejamos también el olor a moho que traían los transeúntes del pueblo aquél, y los calzados incompletos.
Quedó tu albor de niñavieja; lo cambiaste por tu cárcel de mujer sin desnudez ni canciones...

Vengo a decirte que me absuelvas, porque el fuego ese se opacó, y ya no me salen más consuelos para desmentirte el hambre que tengo. Me truenan los vértices del cuerpo, se amoratan las piernas y se hunde el amargor en el húmedo torso descubierto... mío... descubierto al calor de la siesta... húmedo de bilis, de tu viejo aroma a calle que no puedo trocar en amarantos, de la sed, inacabable... desgarradora sed de jueves mal pagos, sed de vinos sed de ríos sed de piedras.
Sed.
No me alcanzan más los dedos de una mano.
Se avecina el invierno, crudo.

martes, 21 de diciembre de 2010

track 3

hoy soy esto

trilogía tríada
tres de tres cabezas pensando en tres cuerpos
tres mochilas llenas de valijas pensando en la trama del enrejado
el trío el trauma el frío
el fondo del brocal sin fondo

una una una personas
y yo, el miedo
el triágulo imperfecto
esquivando vertiginosamente las preguntas que no te quepan en la boca
el triple de posibilidades
el triple de gritos
el triple de dedos metiéndose por todos lados


el caos la inmadurez el hastío

no me desconozco

pero tampoco creo saber de quiénes son las sangres que mancharon mi ropa

ni de quién es el vino embebido en los cabellos enredados maltratados...


subiendo por la cresta de la espalda hallo cabida,
en uno . no en todos .
con la tranquilidad de que mis partes sólo te tocarán
a vos.
será irreal
y aún así sucederá.

mañá

ya mañana pasará el viento y nos volveremos a reconocer las marcas heridas de las quemaduras

del sol

pronto
ya ahora a tejer y a recorrer las calles de tierra que mañana nos esperan los músicos;
los dejamos esperándonos
mientras nos arremetíamos tan violentamente en ese cuarto sin luz, con las paredes recién pintadas...

suenan los cantos y los tambores
como una premonición
como un llanto de despedida como un surco sin nombre como un brote 


como     tu      mano     sobre      mi     

mano      como     tu     aliento     a    pintura     sobre     mi

gestáltica     pose     de     bailarina     sin     zapatos


giro
y te sonrío
y te espero sin nadie

sólo

tus

ojos

pintados...





((ahora,  a cantar))