Desde cuándo es que tuve el espasmo enceguecedor que me trajera hasta acá, y me hiciera olerte nuevamente las manos… se me ha quedado el olor a humo en la memoria. Pretendo cruzarte para que me atrapes de repente en el espacio previsto. Las olas de ese río nos hacen bailar y en el vaivén enloquezco como vos y me buscás la boca y me mentís, me entreverás en tu danza de pies chuecos por el vino, me sacás de las luces y me devolvés a la mañana… Te huelo entre la cantidad de ojos desvariantes por la música y te atrapo y me envolvés me soltás me asfixiás te aireo te respiro y comienza todo de nuevo, como si nada nunca tuviera final…
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preparados, listos, ya