Cruzamos la calle de los juncales y te
me perdiste,
te soltaste de la mano que me colgaba
para sembrarte sola, lejos.
Volqué el mezcal agrio que me salía
por el cuello,
te lo deposité triste sobre la pollera
y lloraste.
Quería que te licuaras el calor con
estas flores, en el patio,
pero me salí del huevo mucho antes.
Fue ahí cuando nos desencontramos.
Ahora fijate que vas a dibujarme
moviéndote en la hamaca,
como si nada fuera blanco.
Ahora fijate que vas a soñarme
cerrándote las puertas
a la hora última, después.
Hagamos un pozo para echarnos dentro
vendamos los bolsillos
juntemos los gusanos para hacer
guirnaldas
y desmintámoslo.
Saldré a jugar con tu estela,
pueda que te esconda de los huérfanos
que andan dando vueltas.
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