martes, 27 de julio de 2010


, originalmente cargada por jebuzza.

lunes, 26 de julio de 2010

sábado, 24 de julio de 2010

Casi un año de distancia y aún

i
Ayer nos encerramos en un cuarto.
Por la ventana diminuta y enrejada se dejaban ver los edificios y las luces del día.
La música dejó de sonar por un momento.
Enmudecimos. Y como arrastrados por la violencia nos dejamos caer, amarrados de frente, tocándonos las espaldas deshaciéndonos del ultraje de los días…
Caímos, y el lugar se hizo grande y nos perdimos embebidos por el alcohol de nuestras palabras que rozaban tan suavemente.
El calor nos despojó con sus sudores de llanto hambriento
y fuimos una sola cosa
aplastados por el peso de las verdades,
corroídos por lo impío de las noches.
Simples, ajenos
movimos por el sonido de los cantos
vimos pasar lentamente los minutos…




ii
Escuchamos que el gallo cantaba… y aún así seguimos durmiendo.
Los ojos entrecerrados ocultaban una lábil ansiedad y el delirio.
Cuánto tiempo pasó desde aquella vez en que hacíamos el amor a la luz de una pequeña ventana semiabierta…
Hoy me tomaste fuerte contra tu frágil cuerpo de desamparo y yo te sujeté firme las manos para que no te fueras nunca más.
Afuera el sol golpeaba las puertas, y adentro, nosotros, inmóviles.
Cada respiro iba moldeándonos como dos etéreos niños, y el calor iluminaba los párpados, los cabellos, los puños aquilatados del pudor constante.
Me miraste por entre la rendija de las sábanas y sonreíste.




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viernes, 16 de julio de 2010

Rodeando el viejo espacio

Desde cuándo es que tuve el espasmo enceguecedor que me trajera hasta acá, y me hiciera olerte nuevamente las manos… se me ha quedado el olor a humo en la memoria. Pretendo cruzarte para que me atrapes de repente en el espacio previsto. Las olas de ese río nos hacen bailar y en el vaivén enloquezco como vos y me buscás la boca y me mentís, me entreverás en tu danza de pies chuecos por el vino, me sacás de las luces y me devolvés a la mañana… Te huelo entre la cantidad de ojos desvariantes por la música y te atrapo y me envolvés me soltás me asfixiás te aireo te respiro y comienza todo de nuevo, como si nada nunca tuviera final…




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Va

El pintor yace escuálido, su cuerpo en el olvido espera oraciones que quizá carezcan de sentido, y sus dedos pierden el lábil amoldamiento a los pinceles para acostumbrarse a la tierra húmeda y maloliente. En lo oscuro se han olvidado los colores, el sonido del taconeo alrededor del lienzo es efímero… ya nadie recuerda una pintura tan antigua; los ecos de su canto recorren el espacio gris… Quién va a rememorar la luz si en ese oscuro la soledad se respira sin piedades… y los pies yacen solos en su lecho, y el pubis sin cosquillas, y el aliento sin fuerza, sin calor… Sólo la tierra acercándolo a su propia pesadumbre, y el olvido que tapa los huecos.

En el vientre

Por un instante pensé que iba a ser madre...


Vos me lo habías dicho; habías visto mis ojos brillosos y me habías tocado el vientre...


La noche me había entreverado entre el orgasmo del sexo en el rincón de aquella casa, y el miedo por pensarme en un cuerpo extraño de repente... ajena a cualquiera que se hubiese cruzado alguna madrugada entre el vino y las flores...


Y quise comenzar a comprender desde ese momento el grito que iba a tener que callar y el llanto que me ibas a hacer tragar como buen hijo de dios... Todo se volvió negro. Y estuve muchas veces abstraida pensando cómo iba a ser decirte que estaba por ser madre, que ibas a tener que acompañarme, a pesar de la tristeza, y amoldar tu perfil de estructuras mentales para privarte de tantas cosas.










Ya sé que fue real pensar aquello... El hijo crece y desmantela los campos grises, corrompe todos los lugares, los aniña, los corroe, los agiganta, los ilustra...






((Nuestros ojos caídos golpean el vacío de todo el tiempo que se comió aquél... Todas las palabras débiles que podamos llegar a emitir, no salvarán los días que logró llevarse consigo bajo sus pequeños brazos frágiles))...




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Pollera

Aún me mareo a causa de la pastilla que me hiciste tomar...


El piso se mueve y las cosas cambian de lugar, giran, se entrecruzan...


El estómago retiene algo que lo retuerce y lo hace respirar; es como un ir y venir de enanos imaginarios que juegan al billar allí dentro...


Me duele la cabeza, y encima llegaste y me dijiste que traías una película para que viésemos juntos. No. Lo que yo quiero es que ya calles mis quejidos con un largo intercambio de muñecas y de palabras y de adornos, que me levantes la pollera y me lleves danzando hasta la ventana para desde allí mirar el vacío, besarnos y tocarnos los rostros...


Estás tan lejos. Y me llamas, y no estoy, y me siento a mirar fotos viejas de gente que no conozco... siendo que sólo me mantengo pensando en tu manera de llevarme a bailar sobre tus pies...






No creo que el mareo sea casual. Ya mañana pasará y me iré a que me muerdas mis costados, a que me arañes el cabello... a que juegues con mi pollera y que pienses que es una calesita, y te trepes a girar y olvidar y reir...






Ya llego. Queda la última pastilla sobre la mesa de luz.






La pollera ansiosa bebe la luz y sonríe por entre sus bolsillos.




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