Pero el sol es un reguero de pólvoras que nos tapa los ojos siempre que estamos vendiendo nuestros opacos besos a las semillas tiradas en campos minados...
No sos mi par de zapatos destrozados por la lluvia, ni tampoco la vertiente salada que golpea sin ruido bajo mi camisa en flor oscura.
Acaso desvanezco todos los días sin mirarte y sin hablarte para que no dejes que se te caigan tan velozmente los cabellos blancos y naranjas...
Sentí que te hundías por entre los pastizales maduros y que te dejabas morder gustosamente por todos los pájarospeces amarillos hasta respirar sólo el barro de tu tierra madre fértil y carnosa de cáliz de uvas. Abrí la faz de mi cuero blando y lumínico y te tragué como agua brillante.
Sólo el cambio de suelos atrasa el anochecer que quiere morir en los pinceles maturanos... ya bestiales arcadas nos enciman tanta tira larga de imágenes en sincro sin poderlas tocar...
Se me va la garganta hasta tu vaso de acrílicos. Los pedazos de pan gritan sobre el mantel sin pintar.
No sos mi par de zapatos destrozados por la lluvia, ni tampoco la vertiente salada que golpea sin ruido bajo mi camisa en flor oscura.
Acaso desvanezco todos los días sin mirarte y sin hablarte para que no dejes que se te caigan tan velozmente los cabellos blancos y naranjas...
Sentí que te hundías por entre los pastizales maduros y que te dejabas morder gustosamente por todos los pájarospeces amarillos hasta respirar sólo el barro de tu tierra madre fértil y carnosa de cáliz de uvas. Abrí la faz de mi cuero blando y lumínico y te tragué como agua brillante.
Sólo el cambio de suelos atrasa el anochecer que quiere morir en los pinceles maturanos... ya bestiales arcadas nos enciman tanta tira larga de imágenes en sincro sin poderlas tocar...
Se me va la garganta hasta tu vaso de acrílicos. Los pedazos de pan gritan sobre el mantel sin pintar.