martes, 26 de octubre de 2010

sólo en tierra

Hoy soy esto. Estiro el cuerpo; reconozco cada uno de los movimientos entrecortados; me trepo al tallo azul y subo, hasta llegar a alcanzar el techo negro de hollín diseminado por el tiempo muerto.
Estudio en equilibrio a todos los que me observan desde abajo... son ojos pandos, son ojos cristalizados por el espanto, son pedazos de una gran bandada de alas ciegas por el solariego del mediodía...
Y yo
soy este par de manos vacías, traidas al ras del surco de tu boca roja, convexa por la tristeza.

Pierdo la fuerza y caigo, acompasada por los gritos vanos de victoria.
Estiro el cuerpo, pero esta vez para rendirme a tu costado. "Puede que te tome por entre las ansiedades...". Me desconocés, y lidiás con mi forma extraña de acunarte contra mí.

Nada de esto se comprende entre los otros.

Nada más que el remiendo que crece pausadamente sobre el suelo marcado por sus talones...

domingo, 24 de octubre de 2010

((Puede que te tome por entre las ansiedades y los silencios de la noche
y que me acurruque hasta el espasmo por entre las cavidades de tu cuerpo límpido y liviano...
A c e r c a m e
que yo estaré inerme para que vengas y me estreches en el abrazo
en la simple y rubia gota del sudor de nuestros rostros
tan repentinamente vencidos...))


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viernes, 22 de octubre de 2010

alicaí

Lo intenté… lo juro que sí… intenté no caer tan repentinamente en la deleznable transformación al rostro sin nombre… y no. No pude evitar que de la manera más sensata y extraña me abrieras la mano y depositaras en mi palma un pedazo de tu alma, estrechamente herida, estrechamente agrietada por tanta piedra.
Quedé con la sien repleta, con los hombros flacos, con los labios despintados, mientras que una aguja larga iba rompiendo una por una mis capas moradas para llegar al otro lado. No hubo revés (Si eso es lo que querías, no hubo revés). Hubiese sido más claro que vinieses a tenderme el lecho para yo poder hablarte las veces que hubieran sido necesarias… Y hurgué, no es que no lo hice; hurgué y me hundí bien adentro de tu espalda, toqué tus horadados huesos, trasplanté el tallo que había dejado entre medio de las vértebras tejidas de quietud por los años… y decidí contar de frente a tu nariz roja una por una las hendiduras… No pude hacer nada más que eso… la voz se me ha ido.


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domingo, 10 de octubre de 2010


((ESTO PASA CUANDO UNO BUSCA ROMPER TODO LO QUE SE LLEVA GUARDADO BIEN DENTRO DEL PLEXO.
SE ROMPE LA CAJA DE HUESO, 
Y DE LA TIERRA YERMA BROTA EL CHARCO DE LAS MEMBRANAS... 
ESTO PASA...))

jueves, 7 de octubre de 2010

hombre de rostro pintado

Bebo y me hundo en tu paladar enchido de nostalgias...
Me apresuro a buscarte la voz y me voy, con el vaivén que marcan tus pulseras, y con el paso agigantado que damos cada vez que salen a bailar los Orishas.
Pierdo la noción del tiempo y te sigo la marcha acompasada a tu vuelo firme y tosco, a tu risa, a tus manos rodeándome el vientre y al sonido de tu canto ladeando mi garganta.


Bebo, bebo y te recibo, hoy sí, y te vas acercando desde el tumulto de los niños a la turbulenta forma en que se amolda tu rostro de diablo triste al rubor de mi sexo, al rubor de mi seno, al éxtasis total de verme dándote mi lábil figura horadada de engaños...


((Traeme el cielo -te dije- que yo te alcanzaré mi plegaria de niña huérfana, de niña mezcla de niña y madre...))


No te apagues ante el círculo de roncas muertes, que no es sólo de hoy el espanto por lo estéril del viento. No te apagues.
Bebe con mi sal en sangre, pequeño gran hombre de rostro pintado, bebe con mi sal...




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