viernes, 16 de julio de 2010

Pollera

Aún me mareo a causa de la pastilla que me hiciste tomar...


El piso se mueve y las cosas cambian de lugar, giran, se entrecruzan...


El estómago retiene algo que lo retuerce y lo hace respirar; es como un ir y venir de enanos imaginarios que juegan al billar allí dentro...


Me duele la cabeza, y encima llegaste y me dijiste que traías una película para que viésemos juntos. No. Lo que yo quiero es que ya calles mis quejidos con un largo intercambio de muñecas y de palabras y de adornos, que me levantes la pollera y me lleves danzando hasta la ventana para desde allí mirar el vacío, besarnos y tocarnos los rostros...


Estás tan lejos. Y me llamas, y no estoy, y me siento a mirar fotos viejas de gente que no conozco... siendo que sólo me mantengo pensando en tu manera de llevarme a bailar sobre tus pies...






No creo que el mareo sea casual. Ya mañana pasará y me iré a que me muerdas mis costados, a que me arañes el cabello... a que juegues con mi pollera y que pienses que es una calesita, y te trepes a girar y olvidar y reir...






Ya llego. Queda la última pastilla sobre la mesa de luz.






La pollera ansiosa bebe la luz y sonríe por entre sus bolsillos.




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2 comentarios:

  1. Uffffff.... He leido todos tus post, y me quedo con ganas de más. Me encanta tu trabajo, realmente, mucho.
    Te sigo y, si no te molesta, agrego un link en mi blog para llegar aquí.
    Abrazo.

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  2. Qué gran alegría poderte leer, Leo. de verdad inmensidad de gracias!!
    Me gusta mucho tu trabajo también.

    Va a ser un honooor que pases por acá! Siéntase como en su casa.
    abrazo

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preparados, listos, ya