viernes, 22 de octubre de 2010

alicaí

Lo intenté… lo juro que sí… intenté no caer tan repentinamente en la deleznable transformación al rostro sin nombre… y no. No pude evitar que de la manera más sensata y extraña me abrieras la mano y depositaras en mi palma un pedazo de tu alma, estrechamente herida, estrechamente agrietada por tanta piedra.
Quedé con la sien repleta, con los hombros flacos, con los labios despintados, mientras que una aguja larga iba rompiendo una por una mis capas moradas para llegar al otro lado. No hubo revés (Si eso es lo que querías, no hubo revés). Hubiese sido más claro que vinieses a tenderme el lecho para yo poder hablarte las veces que hubieran sido necesarias… Y hurgué, no es que no lo hice; hurgué y me hundí bien adentro de tu espalda, toqué tus horadados huesos, trasplanté el tallo que había dejado entre medio de las vértebras tejidas de quietud por los años… y decidí contar de frente a tu nariz roja una por una las hendiduras… No pude hacer nada más que eso… la voz se me ha ido.


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6 comentarios:

  1. Es que, adonde se fueron las hojas que antes nos cubrían la piel.

    Hasta qué instancia llegan mis dedos, cuando pruebo el morder la luz.

    Nunca me gustó apagar la luz, cuando el frío llegó a la carne, no.

    alicaidos, todos, un poco todos.

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  2. Del texto me queda el ejercicio de su escritura acaso con el labio inferior mordido.
    De lo que supongo, rescato los huesos horadados de la espalda, como una siempre palpable anunciación, o un vaticinio que culmina en el piano de vértebras.
    O....
    Uffff... Aquí me quedo. Releyendo...
    Me gusta muchísimo lo que escribís, realmente.

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  3. Xaj::
    ...porque la juntura que tramas, entre frío y carne, aquietó de repente espacio y tiempo...

    De lejos nos veíamos cabizbajos... con la expresión cansada... con el paso cortado... alicaídos, puerilmente despojados.


    ((gracias por pasarte y dejarme tan hermoso manojo de palabras...))

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  4. Leo::
    Es que sucede siempre tan intensamente cierto por dentro, que el centro del hueso es siempre la llamada, tan palpable aquí como verdadera en lo real.


    Gracias, Leo, por hacer un mundito más de este blog. Abrazo!

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  5. Tal parece que de click en click uno sale flotando por la ventana y visita, sobrevolando, mundos dentro de mundos, fragmentos, papiros transparentes que se desintegran en el aire. Me siento cadenciosamente próxima a lo que escribes por muchos motivos. Ha sido un buen descubrimiento leerte, se lo debo a Leo, porque en su blog he mirado el link a tu blog. Saludo.

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  6. Qué bueno encontrarnos, Susan!
    Gracias por dejar tu saludo. Leo tiene buenos gustos, ah? jaja naaa. Un abrazo!

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preparados, listos, ya